
Porque si hacemos historia, nos encontramos con el disparo recibido que derivó en una prolongada adicción al Vicodin y, si recordamos el memorable season finale de la cuarta temporada (apropiadamente titulado "House's Head"), lo veremos inyectándose un medicamento para enfermos de Alzheimer. ¿El objetivo? Resolver otro acertijo. Así, la serie se fue desarrollando de modo invariable: en cada capítulo, el detective suelto en el quirófano llega en el último segundo para, bastón en mano, poner las cosas en su lugar. "Los demás toleran a House por la sencilla razón de que siempre está en lo correcto. Todo lo que hace y toda la mierda que dice es por algo. Todo está calculado", dice Shore. Sin embargo, en "Both Sides Now", el capítulo final de la quinta temporada, las piezas de la serie se movieron de modo tal que lo único imperturbable de la historia (la facilidad de House para arribar a conclusiones) se viera amenazado.¿ Asimismo, el componente onírico -recurso al que la serie apela en escasos y justificados momentos- esta vez se tradujo en elemento sorpresa. Porque la noche de sexo entre House y su jefa Lisa Cuddy que varios estaban esperando (y que efectivamente pudieron ver) en realidad nunca sucedió, sino que fue una alucinación del médico, al igual que su rehabilitación del Vicodin. Sí. Debíamos suponerlo. House y felicidad no son sinónimos. Conclusión: Wilson acompaña a su amigo a hacerle una visita al psiquiatra.
Como siempre que una temporada se termina, hay que dejar un interrogante. El de la serie de Shore (¿House se está volviendo loco?) no es uno más, sino aquel destinado a quebrar la columna vertebral del show con el ruido blanco más original de los últimos años. Para un programa que está continuamente resolviendo enigmas, éste parece el más audaz de todos. ¿Qué pasaría si el único hombre capacitado para darnos certezas se convirtiera en el hombre objeto de su propio estudio? Por primera vez, House se ha quedado sin respuestas.
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