lunes, 29 de marzo de 2010

Guns N´ Roses en Vélez: otra vez en la jungla


La asociación es inmediata: Mick Jagger, como solista, con Joe Satriani en guitarra en vivo para intentar suplir el sonido (y la onda) de Keith Richards y Ron Wood, con resultados vanos. Y Axl Rose, también como solista (por más que se siga escudando en esa redituable marca llamada Guns N' Roses), con tres guitarristas para reemplazar las violas (y la escena) de Slash e Izzy Stradlin / Gilby Clarke. Y acá la balanza se inclina para el lado de Mr. Rose, por más que todos prefiramos la formación original y por más que la encarnación 2010 de los Guns sea por demás yeitera: las canciones de Chinese Democracy rinden mejor en vivo que las de Velvet Revolver, y lo mismo los covers de los clásicos gunners ("Sweet Child O' Mine", "November Rain", "Paradise City"). Quizás el secreto pase por la garganta y el carisma intactos de Axl. También algo haya en algunos (mínimos) nuevos arreglos ("Live and Let Die", "Night Train").

Y otro de los chistes sea que el sonido guitarrero histórico de los Guns (ese matrimonio glam y californiano entre los Stones y Aerosmith) puede ser reproducido con más facilidad por estos sesionistas que las afinaciones abiertas y la suciedad sonora de Keith y Ron (es simple tocar rock and roll, pero no es fácil: un postulado imbatible). Entonces, un show actual de Guns N' Roses brinda dos horas y pico de buen rock, ejecutado con oficio, con un frontman legendario, y no mucho mas. La canción sigue siendo (casi) la misma, aunque haya cosas que no cambian, como la conducta de los espectadores que se coparon en arrojarle proyectiles a Axl. La imbecilidad continúa, en el 93 y en 2010 también, y no hay señales de que termine en el corto plazo.

Los 10 momentos más destacados del concierto
1- El ingreso: más que caótica, desordenada y con incidentes e intervención policial, la entrada hacia el Estadio de Vélez certificó que el cambio de sede para el regreso de los Guns N Roses a nuestro país no fue la mejor decisión. Si la transición de Nuñez a Liniers fuera a darse en próximos recitales, la organización deberá asegurar mejores condiciones. Los vecinos de River hoy duermen en paz pero, ¿a qué precio?

2- Sebastian Bach: media hora tarde y con un repertorio que duró más de una hora, insólito para un artista que oficia de telonero, el metalero pelilargo redundó en expresiones demagógicas ("Te amo, Argentina", "Te recuerdo, el mejor lugar del mundo", "Gracias por 20 años de rock") pero precalentó el estadio con temas viejos (no faltó el clásico de Skid Row, "18 and Life") y otros nuevos, de su carrera solista.

3- La eternidad: claramente, Chinese Democracy es sinónimo de espera y ansiedad. Entre Sebastian Bach y la salida de Axl pasó más de una hora y el show, que estaba previsto para las 21:15, comenzó casi a las 23. El inicio con el tema homónimo, fuegos artificiales y llamaradas desde el escenario, e hizo que la expectativa quedara satisfecha al instante.

4- La tríada Appetite For Destruction: Entre "Chinese Democracy" y "Better", tres hitazos del primer disco hicieron rememorar aquellos viejos y preciados tiempos: "Welcome to the Jungle", "It´s so easy" y "Mr Brownstone". La voz de Axl conserva la esencia y esos agudos siguen siendo su mejor marca; sin embargo, sobre el escenario, su movilidad (aunque a medida que el setlist avanzó, fue "desoxidándose") ya no es lo que era: 48 años no son poca cosa.

5- La historia se repite: como antaño en River, promediando el show, Axl llamó a un traductor para que transmitiera sus pensamientos al público. ¿La razón? Una lluvia constante de "objetos contundentes" hacia el escenario (¿recuerdan ese toallero?). El concepto fue "si nos lastiman o se lastiman entre ustedes, nos vamos a casa". Amenazó y siguió. Falsa alarma.

6- Whole Lotta Rose: El tipo de los mil cambios de vestuario. Salió con sombrero, lentes y camisa negra y un saco. Siguió con camisa rosa de mangas largas y bandana roja; después, saco de pana bordó y una suerte de flashback a su imagen más jovial y el fin, con sombrero de cowboy blanco. Faltó la pollera escocesa.

7- El momento: Después de su solo instrumental al piano (que incluyó "Goodbye Yellow Brick Road" de Elton John), Axl evocó uno sus más grandes clásicos, "November Rain". La balada sinfónica fue la más coreada de la noche y coronó la sección Use Your Illusion (junto con "Don´t Cry", que sorprendió por no haber estado en la lista de sus shows anteriores) con un increíble final. "Don´t ya think that ya need someone"...

8- El estallido: "Live and Let Die", el primer cover del setlist marcó el estallido inicial. Un pogo uniforme y constante, ante la suite Bond de Paul McCartney. Después vendrían "Another Brick in the Wall" de Pink Floyd, "Knockin´ On Heaven´s Door" de Dylan y "Whole Lotta Rosie" de AC/DC.

9- Nuestros años felices: Axl con saco largo y bandana, moviéndose hacia los lados, correteando y girando en sí mismo; el swing rockero de "Sweet Child O´Mine" mostró al cantante en su mejor momento interpretativo sobre el escenario de Vélez. El tiempo puede llevarse muchas cosas, pero nunca el poder de esos alaridos.

10- El final esperado: "Llevame a la Ciudad Paraíso, donde la hierba es verde y las mujeres preciosas.". "Paradise City" coronó la lista, como antes y como siempre: ese himno inmortal de California que se transformó en una canción común a todas las grandes urbes del planeta. Hasta la vista, Axl Rose.

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