domingo, 19 de abril de 2009

Desentrañando los misterios de Lost





Los productores Carlton Cuse y Damon Lindelof revelan el secreto más grande del programa.

Ninguna otra serie en la televisión entrega misterio de la manera en que lo hace Lost, el drama serial de ABC sobre un grupo de gente que intenta escapar de una isla a la que sus destinos parecen atados. Durante cinco temporadas (la última será en 2010) el show ha encarado un dilema directo – los sobrevivientes de un accidente de avión en el Pacífico Sur luchan por ser rescatados, mientras lidian el uno con el otro, con enemigos furtivos y con sus propios pasados escondidos – y lo ha inyectado con los poco habituales temas del destino y la redención y alusiones a la filosofía y la literatura, como así también con elementos de la trama que son casi sobrenaturales de una manera impenetrable.

Igual de desconcertante es para muchos la forma en que Carlton Cuse y Damon Lidelof, los co-productores principales de Lost, eligieron contar su historia. En sus primeras temporadas, el show iba y venía entre la extraña vida en la isla – un lugar donde deambula un monstruo de humo (entre otras rarezas) y donde una población indígena protege violentamente los extraños poderes de esas tierras – y las vidas de los sobrevivientes antes de que al avión cayera del cielo aislándolos del mundo. Los flashbacks, claro, son métodos de narración que ya fueron muy usados. Pero la manera en que Cuse, Lindelof y los demás guionistas de Lost han usado este mecanismo – mezclando intrincados mosaicos sobre cómo las historias de esta gente influyen en las decisiones que toman en la isla – ha resultado en algo inigualable y atrapante. Algunos de estos sobrevivientes hicieron cosas terribles: Kate Austen y Sawyer asesinaron por el bien de sus familias, y Sayid Jarrah torturó a sus compatriotas iraquíes cuando estaba en la Guardia Republicana de Saddam. Otros, como el doctor Jack Shepard y John Locke (el personaje clave del show), han visto su sentido del propósito en la vida destruido por padres que nunca pudieron ver más allá de su propia relevancia. Estos pasados contribuyeron a llevar a los personajes de Lost a la isla, y han influido en las decisiones que tomaron mientras estaban ahí. "El verdadero misterio de nuestro show", dice Cuse, "no es qué es la isla; sino ¿quiénes con estas personas?" Siempre encaramos desde ese lado. Eso es lo que realmente estamos desenmarañando: ¿Quiénes son estas personas?"

Esas respuestas todavía están por llegar (hay muchos personajes para seguir – actualmente unos 15), pero de maneras más raras, y notables. En el episodio final de la tercera temporada, Cuse y Lindelof lograron un truco que dejó a los espectadores atónitos y abrió posibilidades totalmente diferentes para la épica serie. La historia mostraba al Dr. Jack Shepard – el personaje principal del show – andando patéticamente en medio de una fase de su vida marcada por la depresión, las drogas y el alcohol, y contrastaba ese período con el presente de la historia, en el que Shepard guía a los sobrevivientes a través de los eventos del terrible día que termina en su tan ansiado rescate. En los momentos finales del episodio, sin embargo, mientras los náufragos esperan el helicóptero que los llevará a la salvación, la escena corta de nuevo a la historia secundaria, donde vemos a un Jack desolado en un encuentro en medio de la noche con Kate en el aeropuerto de Los Angeles. Como Jack no conocía a Kate antes del accidente, de repente es claro que esto no era un flashback en absoluto, sino un futuro del que todavía no sabíamos nada. En lo que puede haber sido el momento más poderoso de la serie hasta ahora, Jack le dice a Kate, en una agonía palpable, que nunca deberían haberse ido de la isla – tienen que volver por el bien de aquellos que quedaron atrás.

Fue un momento sin igual en la historia de la televisión, y fue también un cambio crucial: la vida en la isla era ahora la historia pasada – tres años antes, nos enteramos luego. Algunos lograron salir de la isla y otros no, y para todos hubo más penas que salvación. En medio de todo eso hay nuevos misterios, en los que el verdadero secreto de Lost permanece oculto. Al ver esa escena, nos damos cuenta que ya no podemos imaginar qué es lo que va a pasar a continuación. Sabíamos, sin embargo, que estábamos en el terreno de la genialidad narrativa, una toma de riesgos tal como ninguna serie mainstream se había animado a hacer antes. Si bien hubiera estado bueno decir que también es la clase de transformación que abre nuevas posibilidades para la narrativa televisiva, ningún otro show ha logrado aun nada comparable (aunque algunos, como el show de ABC de corta vida The Nine, han tratado, y Héroes se balancea en las dos direcciones convincentemente) Puede que sea porque Lost es una revolución en sí misma, o simplemente demasiado radical e inventiva como para ser emulada.

Aún así, Damon Lindelof reconoce que hay una influencia clave en la narrativa del programa. "Para la idea de encarar Lost de una manera no-lineal", dice, "y mostrarle al público pedazos sueltos de cosas fuera de orden – en especial en esta temporada - Pulp Fiction de Quentin Tarantino cambió el juego. Cuando ibas a ver esa película por primera vez, y veías su estilo narrativo, podías ver que empezabas con la historia acerca de un tipo que sale con una chica y ella tiene una sobredosis, después a ese tipo le disparan en la historia siguiente, pero después está sorprendentemente vivo para el acto final de la película – básicamente cambia toda la manera en que percibís cómo está contada la historia. Al contar la historia desordenada, uno puede inyectarle una tremenda cantidad de realidad temática. Uno no lo hace sólo porque es cool"

El verdadero giro para Lost llegó en mayo de 2007, cuando Cuse y Lindelof convencieron a ABC de que les permitan terminar la serie en su sexta temporada. "Antes de eso", dice Cuse, "el problema era que teníamos esta mitología que habíamos construido pero no sabíamos si tenía que durar dos temporadas o nueve, y era totalmente paralizante. No sabíamos cuán rápido teníamos que resolver la narración" De hecho, el problema puede haber sido un poco peor que eso. "Durante los primeros tres años", agrega Lindelof, "la idea dominante sobre el show – incluso si eras un fan – era ‘Este programa me va a cagar. No te ofendas, nos encanta el programa, pero no confiamos en vos’ Al negociar el punto final, y cuando ABC nos dejó hacer menos episodios por temporada, eso nos permitió hacer de la narración algo mucho más intenso"

Un ejemplo clave de cómo estaban a punto de apurar las cosas llegó ese mismo mes, en un episodio titulado "El hombre detrás de la cortina", cuando el enigmático líder de los habitantes originales de la isla, Benjamin Linus, le presentó a Locke a Jacob – el hombre que guarda todos los secretos de la isla, y sin embargo permanece invisible para casi todos. Como nada antes de Lost, este momento espeluznante fue más allá de cualquier explicación naturalista. También es una señal de que, a años de su nacimiento, Lost todavía se atreve a desafiar cualquier sentido fácil; o sea, que no tiene miedo de develar sus misterios despacio o de repente, según los diseños y el plan de los creadores. "Siempre tuvimos un plan para que los elementos de género del programa se vuelvan más manifiestos con el tiempo", dice Cuse. "Hay una sensación de extrañeza que existió desde el comienzo del programa – un monstruo misterioso en la selva, más un oso polar en una isla. Siempre creímos que estábamos metiendo elementos que sugerían que este no era un lugar normal, real, científicamente establecido. A medida que avanzás, la progresión natural de esos elementos es volverse más explícitos. Sólo era una cuestión de cuándo podían ser revelados"

Cuse y Lindelof han dicho que, con las temporadas cuatro y cinco, ahora han llegado a un punto en el que el show está respondiendo más preguntas de las que está planteando. Igual, no se siente así – de hecho, cualquier cosa que se resuelve lleva a más territorios desconcertantes. En episodios recientes, no sólo muchos eventos han estado fuera de su orden temporal, sino que el tiempo mismo ha estado fuera de orden temporal. El esperado rescate al final de la tercera temporada resultó ser una matanza, planeada para conquistar la isla. Para salvar a todos los que estaban en ella, Benjamin Linus (sin dudas el personaje más fascinante y perturbador de la televisión en años) logró el maravilloso golpe de mover la isla, escondiéndola casi por completo. Pero esa salvación tuvo un costo devastador: el esfuerzo trastornó la isla no sólo con respecto al lugar, sino al tiempo, y los restantes sobrevivientes del accidente (y algunos otros intrusos) se encontraron a sí mismos saltando abrupta y dolorosamente de un año o temporada a otra, incluso a eones que pueden haber incluido el futuro (y claramente incluyen el pasado antiguo), hasta que algunos terminaron trabados en el año 1977, y otros al parecer en 2007. Peor aún, este grupo principal de sobrevivientes, que alguna vez fueron compatriotas, ahora pueden llegar a encontrarse con propósitos cruzados mortales: los poderes entre ellos ahora se han invertido, y su sistema de creencias se ha intercambiado. Hasta la perpetuidad de la muerte ha sido deshecha – al menos para algunos (Benjamin Linus asesinó a John Locke en Los Angeles, sin razón aparente, pero ahora, una vez de vuelta en la isla, Locke está vivo cuando Ben lo vuelve a encontrar)

"Ahora la narración se está casando con los misterios", dice Lindelof. "¿Por qué esta gente está involucrada con la isla? ¿Por qué ellos? Creo que el público siempre sintió que el Oceanic 815 se estrelló por una razón, y que la gente en ese avión fue llevada a la isla para hacer algo. El público ha venido comprando eso – quieren sentir que el accidente no fue arbitrario. Ese es el cambio hacia el que nos estamos moviendo."

Igual eso todavía deja mucho para considerar. Ya sea que los personajes de Lost dejen la isla o no, igual tienen que vivir consigo mismos – con las cosas horribles que han hecho, con el desastre moral y emocional en el que se han convertido, estén en una isla de los milagros o no. Sin embargo, en medio de toda la oscuridad y la sensación de pérdida, hay en el programa una corriente constante aunque intranquila de esperanza: algunos de ellos han estado buscando maneras de reparar las cosas, a cualquier costo. "El foco en la redención", dice Cuse, "es algo que nunca deja de fascinarnos tanto a mí como a Damon – el hecho de que todos somos medio imperfectos como personas. Nuestros personajes están en circunstancias extremas. Se vieron confrontados en la isla con varias manifestaciones de exactamente los mismos temas con los que han estado luchado durante toda su vida. Creemos que hay una universalidad increíble en eso. Es el viaje humano. La redención es algo que todos buscan, y algo que tratamos de mantener en el programa. ¿Si reconocemos nuestra imperfección, y su pedimos perdón por nuestra imperfección, seremos capaces de resetear el reloj?"

"Hay un giro hacia la fe", agrega Lindelof, "que comenzó por la época en que anunciamos que había una fecha para el final (y que correspondió con la campaña de Obama). Carlton y yo nunca ocultamos el hecho de que somos grandes defensores de Obama, y tenemos mucha esperanza, ganas de un cambio y optimismo, y esperamos que las temporadas finales contengan esa idea. Y lo vemos reflejado en la actitud de los espectadores. La gente empezó a decir ‘Por ahí el show no me caga. Por ahí si creo en él, y cambio mi manera de pensar, consiga respuestas’"

"Siempre supimos cómo iba a ser el final de la serie", continua Lindelof. "Vamos a presentarle al público las respuestas empíricas a esas preguntas – las preguntas que nos importan y que creemos que es importante entender como para darle al programa la clausura necesaria. No vamos a cortar a negro mientras suena una canción de Journey. Pero en cuanto a las grandes preguntas que plantea Lost – ya sabés, si el libre albedrío ganará por sobre el destino – este tipo de cuestiones temáticas más amplias no pueden ser respondidas por un solo programa, y claramente no tenemos la arrogancia como para intentar hacer algo así."

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