lunes, 9 de noviembre de 2009

Pepsi Music 09: Faith No More, reyes por un día

No es fácil revertir el pesimismo; mucho menos si el pesimismo te condiciona desde el nombre. Y quién iba a imaginar que, después de más de una década, Faith No More volvería a juntarse no sólo para regresar a los escenarios sino para reivindicar ese nombre y, también, dejar contentos a quienes no tuvieron la posibilidad de verlos en vivo en el 91 o en el 95, las únicas dos veces que tocaron suelo argentino.

La reivindicación, en este caso, no es otra cosa que la simple actualización del recuerdo: un update de aquellos temas (porque no hay nuevos y no los habrá) que consolidaron a la banda allá lejos, cuando corrían los locos noventa y Mike Patton era pelilargo. Ahora, aunque sin pelo largo, Patton luce aún más anacrónico: traje, gomina, bastón y bigotito. Para empezar, el clásico de fines de los setenta "Reunited" -del dúo Peaches & Herb, cantada a dos voces con el tecladista Roddy Bottum- sigue esa línea y constituye un guiño a la circunstancia del regreso: "Reunited and it feels so good, reunited ´cause we understood" (algo así como "Reunidos y nos sentimos bien, estamos reunidos porque entendimos").

Pasado el preámbulo, el Second Coming Setlist. Con versiones 2.0 de los clásicos (de los discos que tienen a Patton como vocalista, de los otros dos, sólo tocaron "We Care A Lot"), FNM cumplió con el objetivo de la presentación y, además, dejó lugar a que el frontman navegara a través de sus infinitas voces. El tipo, se sabe, es muchos tipos en uno: capaz de emitir los sonidos más graves y tenebrosos (death growls para "Land Of Sunshine", "Caffeine") o esos alaridos agudos pero guturales ("Surprise! You´re Dead") y susurrar (como en "Last Cup of Sorrow"), rapear ("Epic"), asumir el rol de crooner (como en "Evidence", que cantó en un castellano muy elemental, malo)... Y esa versatilidad, claro, se refleja en el resto de la banda o, más bien, es la esencia misma de la banda: la imposibilidad de definir un estilo, la combinación de todos los estilos y ese resultado extraño pero sólido.

Que "Easy" no podía faltar era sabido y, sí, también asumido por aquellos que reniegan de ese (cover y) hitazo que jamás dejará de sonar en Aspen. El solo de Jon Hudson y la confirmación viva de porqué seguirá siendo un éxito radial. Otro cover, "I Started a Joke" de los Bee Gees promedió el tracklist después de que el estadio, repleto, coreara el estribillo de "Midlife Crisis".

Para terminar, el mush up del tema de Scarface (incluido en el álbum de Fantomas, banda paralela del frontman, Director's Cut) con "Collision" denotó que la explosión final estaba por suceder. Pasada la épica del regreso, la promesa de una futura visita fue hecha por Patton usando la camiseta argentina; otro que cae en esta actitud demagógica (y van, aunque a su favor cabe señalar que era la Reebook del Mundial 98: demagogia vintage). Pero después de haberlo visto en escena una vez más, ¿a quién le importa demasiado ese último gesto?

Die Toten Hosen, los teutones de siempre

Se entiende qué es lo que le pasa a Campino con nuestra ciudad? Ese lazo fraternal que lo une desde hace casi dos décadas con el público punk de la Argentina -y con bandas como Los Violadores- fue reafirmado por ¡tercera! vez en el año. El líder de Die Toten Hosen regresó con su banda a Buenos Aires después de haber presentado (en abril, con dos shows en el Roxy de Colegiales) La hermandad - en el principio fue el ruido, una versión local de su último trabajo, In aller Stille. Nuevamente en el marco de un festival y también cerrando la fecha (ya lo habían hecho en el Pepsi de 2005), los Hosen volvieron a desplegar su artillería infalible: esa fórmula que se basa en la actitud y el carisma de Campino y que se refuerza con los temas clásicos y algún que otro cover. Después de anunciar el lanzamiento de su página web en español (http://www.dth.com.ar/).

Desde "Alles aus Liebe" hasta el nuevo "Una vida desesperada", pasando por "Pushed Again", "Auswärtsspiel" ("Juego de visitante", dedicado a su compatriota Lothar Matthaus) y las versiones de "Cokane In My Brain" de Dillinger y "Uno, dos ultraviolento", con Pil Trafa, DTH se dedicó a hacer lo que mejor le sale: punk rock ramonero. "Paradies" fue cantada por un chico del público elegido al azar por Campino que, claro, se arrojó al mosh. Con la mitad del público que vio a Faith No More, DHT intentó remontar lo irremontable, o al menos llevar la combustión de la audiencia al mismo nivel de llama que los estadounidenses. La empresa fue en vano, pero para la muchachada punk, eso no importó.

Buenos Aires, city punkrockers

Apenas comenzada la jornada, bajo un cielo gris que presagiaba lo peor Los Violadores salieron a escena. Si bien su actualidad dista bastante de sus días de gloria en términos de ventas, el carisma escénico de Pil Trafa sigue siendo intacto, y temas como "Violadores de Ley", "Represión" y "Comunicado 166" mantienen una actualidad pasmosa, lo que habla tan bien de esas composiciones atemporales como de un presente dentro del rock argentino incapaz de superarlas. En "1, 2, ultraviolento", Campino subió a acompañar a Pil en la primera voz, devolviendo el favor a quien tanto hizo por promover a Die Toten Hosen dentro del público punk vernáculo.

Carajo arrancó a las 18.35 con "Chico Granada", primer corte de Inmundo, pero no se ganó al público (ansioso por ver a los headliners del festival) hasta que llegó su medley de Pantera que recorrió en pocos minutos los temas "5 Minutes Alone", "A New Level", "Domination" y "Walk". Con mejor clima, un pelilargo Corvata se despachó con dedicatorias: "a todos los mùsicos del público que quieren formar su banda" ("El que ama lo que hace"), a Gabriel Ruiz Díaz ("Triste") y "a toda la vagancia" ("el Vago"). Para el final sonaron las eufóricas "Sacate la mierda" y "Joder".

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