lunes, 9 de noviembre de 2009

Pepsi Music 09: The Prodigy, el baile de los guerreros

Después de su última visita a nuestro país (para Creamfields, en 2005), The Prodigy regresó para tocar ante un público no tan masivo ni raver; sin embargo, los célebres electropunkies de Essex triunfaron nuevamente con su propuesta apocalíptica en la primera fecha del Pepsi Music. El inicio con "World's On Fire" de su último trabajo, el discutido Invaders Must Die, marcó la tendencia del setlist, que también intercaló sus viejos hits. Le siguió "Breathe", mezclado con su versión dub, y fue uno de los momentos más potentes de la noche, con la arenga chamánica de Keith Flint y Maxim Reality, acompañada musicalmente por Liam Howlett que permaneció tras su laptop durante todo el show.

Su incendiario latido bailable generó pogos instantáneos con los exitosos "Voodoo People" y "Firestarter". Y "Smack My Bitch Up" conservó su figura tan bien como lo hicieron los frontmen. Casi sin temas de su disco de regreso de 2004, Always Outnumbered, Never Outgunned , la banda privilegió los flamantes "Omen", "Warrior's Dance" y "Run With The Wolves", que recobraron fuerza en vivo y contaron con el coreo del público.

El diálogo con las 12 mil personas presentes fue constante: es probable que nadie haya dicho tantas veces como ellos la palabra "fuck" (con buena onda) en el escenario de un festival local. Un guiño rockero tradicional y una muestra de que la banda ya es old-school, porque así se sintió su show: como un clásico bocasucia del rock de los noventa.

Corsarios y un hombre de negro

Antes del cierre, dos grandes shows: uno nacional y otro internacional. Los Natas demostraron, con su set progresivo, que son una de las bandas más sólidas de la escena local. Ese sonido experimental, un tanto amorfo pero siempre consistente, esos cuelgues que incitan al trance con temas nuevos, de El nuevo orden de la libertad (tocaron el track de apertura,"Las campanadas") y clásicos. El final, con el ex Massacre Palestina, el Topo, reemplazando en la voz a Sergio Chotsurián, dio paso a Loquillo en el escenario enfrentado. Siempre elegante, el español (esa mezcla de Cosmo Kramer de Seinfeld y Jon Spencer), fue pura actitud. Con treinta años de carrera (que acaban de ser recopilados en un disco doble), ya no hace falta demostrar qué es lo que lo consolida como uno de los representantes del rock and roll clásico ibérico. Whisky en mano, cantó algunos temas de Los Trogloditas ("Todos aman a Isabel", "Las chicas del Roxy") y "El hombre de negro", esa versión del tema de Cash que grabó junto a los otros "forajidos" (Calamaro, Urrutia y Bunbury) para conmemorar sus tres décadas de música.

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