sábado, 23 de enero de 2010

Furia por decreto


Dos River a pleno dieron la medida de un público que sabe perdonar desplantes y rendirse a la evidencia de la mayor banda pesada de las últimas décadas.

A juzgar por el repertorio ofrecido, la vida útil de Metallica son los diez años que van entre su formación (1981) y el mega-éxito (Black Album, 1991). Ah, sí, también el disco Death Magnetic (2008), del que pican unas pocas piezas.

Como declaración de principios, para una banda tan autoconsciente como Metallica, sobran las palabras. En casi 30 años de carrera, la "papa" está en esos 10 años. Después, como dicen ellos, "nada más importa".

A confesión de partes, relevo de pruebas. Porque ese caudal de agresión, contundencia, creatividad que toman por todo su repertorio es de los más sólidos de la historia del género que no sólo ayudaron a redefinir en su versión moderna, sino también del que forman parte con letras de molde, a la altura de los más grandes.

Una de las formas que tienen de corroborarlo es en la arena. En ese cuadrilátero tan austero como su vestimenta, James Hetfield (voz y guitarra) camina como un patrón de estancia severo pero amable. Kirk Hammett parece una versión contemporánea de El Zorro, un justiciero cool que se transforma a la hora de tocar los solos. Robert Trujillo es la pared, el hormigón, con un look que recuerda demasiado a Pablo Lescano (Damas Gratis). Y con Lars Ulrich, fundador y sostén, pasa que por dos horas te olvidás de todo lo que lo aprendiste a despreciar a partir de su lucha contra Napster y sus impresentables sketchs en la peli Some Kind of Monster. Sentado a la batería, renueva ese paso intimidante, que se asemeja a un velociraptor acechándote con la peor de las intenciones.

Como sociedad con fines de lucro sonoro, Metallica es una banda sin parangón, aunque sobreexageren sus disculpas por el plantón de 2003 y su amor por Argentina. En dos River colmados (más el jueves que ayer viernes), con un público muy a la altura del espectáculo (ganas de descargarse, presentar afecto y cantar nunca van a ser un crimen mientras haya respeto por el de al lado), Metallica plantó su descargo y dio la cara por las acusaciones de ayer. Sobreseidos fueron: justicia para todos.

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