sábado, 23 de enero de 2010

Metallica sacudió Buenos Aires


¡Al fin! Después de la cancelación de su show en 2003, la larga espera terminó: Metallica sacudió Buenos Aires y superó gratamente las expectativas. El estadio de River fue un hervidero con más de 50 mil fans a puro pogo y emoción.

El inicio fue a las 21.15 con un video de la peli "Lo bueno, lo malo y lo feo". Luego la banda completa sala a escena para ametrallar con dos canciones (Creeping death y For whom the bell tolls) de su viejo disco "Ride the Lightning". Fue el primer puntapié en la nuca que despertó a todos en un segundo.

La tormenta eléctrica que conforman las guitarras de Hetfield y de Kirk Hammett, sobre la base demoledora de Trujillo (que caminó sobre el escenario como arrastrándose y sin dejar de tocar ni un segundo) y del baterista Lars Ulrich, el otro líder del grupo; sigue intacta. No hay decepción en esta banda que pasados los años puede llevar adelante un show que no permite respiro.

La presencia escénica de Hetfield no es la misma que aquella que salía endemoniada allá por fines de los '80 y principios de los '90. Pero su carácter de líder vikingo que sale a devorar a las masas, comandando ese ejército demoledor, continúa indemne.

En temporada de movimientos sísmicos, uno ocurrió en River, cuando Metallica arrancó con los acordes de Wherever I may roam del álbum negro. Y es en estos puntos en que se comprueba que Metallica es una estructura aceitada integrada por músicos talentosos como Trujillo, que tal como dijeron sus compañeros en la conferencia de prensa por la tarde, toca con "20 dedos".

En muchos momentos las canciones de Metallica cabalgan sobre riff y acordes marchosos, que convierten a sus fans en un ejército al grito de ey! ey! ey!, guiados por ese general alto, rubio, ultratatuado llamado Hetfield.

Así fueron pasando Harvester of sorrow del disco "And justice for all" de 1988 y Fade to black, en la que Hetfield toco una acústica ubicado sobre la tarima que se encontraba detrás de la batería. Le siguieron That Was Just Your Life y The End Of The Line, ambos de "Death Magnetic", su último disco.

Sobre su decepcionante ausencia en el 2003 el cantante pidió disculpas: "le rompimos el corazón, lo siento, ahora estamos acá para venir a curarlos". Acto seguido comenzó uno de los momentos más altos del show con un Sad but true ametrallador y contundente.

One y Master of Puppets fueron otros de los temas clásicos de la banda que conmovieron a toda la audiencia.

Fuegos artificiales y enormes llamaradas de fuego exploraron hacia la última parte del recital con Blackened de fondo. En las gigantescas pantallas se pudo ver como Hetfield al final de la canción mostraba la púa con el arte de tapa de "Death Magnetic" mientras hacía fuck you y luego los cuernitos típicos del metal para dar inicio a la infaltable Enter Sandman.

El cierre fue con la aclamada Seek and Destroy con todas las luces del estadio encendidas y el pogo más grande en toda la noche.

Metallica hizo justicia y calmó a las fieras con puro metal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario